plaza

Aquel pasto húmedo, alfombra de tantas carcajadas, Botellas musicales, espirales de cuaderno, potes de comida, todo tenía un timbre para crear…
Nada se desperdicia, hasta la última quemada.
Filarmónicas de la vida, infancia de felicidad
Toca para mí una vez más
Mis recuerdos te piden congelar el momento.
No hay mayor compromiso que el de pasarlo bien
El que muere último es porque no sabe tomar
Ponches de jugo en polvo, vodka sin etiqueta, nada importa ni siquiera el condón
El techo se nos oscurece y los móviles suenan reiteradas veces
Nos miramos las caras, no necesitamos decir nada
A llegado la hora, total nos vemos todos el lunes.

Nos vemos...

La sangre brota, perdura roja como llagas tu mirada.
Te perdiste en el silencio de lo infinito
La agonía en el desmembramiento de tu cuerpo
Saca lágrimas llenas de rencor proyectadas al infierno
En espera de algún brote, aliento vital
Pero el vacio de tus besos no suspira
Se extingue
Tu aliento
Mirada
Se congela junto a otros gritos.
No reconozco el grafito que dibuja tu camino
Pero la tierra se abre para vuestro paso.

Visita al psiquiatra.

Casi al amanecer me estire arriba de un capó. Quería ver las últimas estrellas antes de llegar al alba, cuando escuche voces en otros oídos que hablan entre ellas, Distantes de mi mente creen entenderlo todo, pero a nosotros solo nos toca ser humanos.
¿Qué debo entender?
Los manuales psicoanalistas no son aptos para cerebros artistas
Mentes fortificadas con barrotes
Inconscientes que se limitan a hablar, prefieren guardar su opinión para ellos mismos
En silencio espero el momento de vivir
Pero soy un ave mas, me encuentro enjaulado con ganas de volar.
Todos los días te miro, pidiendo a gritos salir de aquí
Pero solo somos humanos
¿Qué se debe entender?
Ahogando por el reflejo de mi propia cárcel veo vacios oculares negros, sin vida, Con un núcleo ahogado por el tiempo
No parece extraño Recetar mi cabeza, tal vez, evadir la cobardía del dolor, de sentirse a si mismo.
Saboreé el amargo que baja por mi garganta, tocando mi estomago, subiendo mis venas, llegando a mi mente.
¡Se callan las voces! Escucho nuevamente mi entorno
Y me veo infeliz ante tanta palabra expuestas, oídos sordos, paredes de aire otorgadas por la gente.

Los ya muertos.

¡Oh! Silban en mi oído las melodías malditas
Abriendo agujeros capullos marchitos Tocan fondo
¡Tócame más fuerte!, quiero sentir tu agonía…
¿Cuál fue la bestia que se dejo caer junto a su voluntad?
Sopla una y otra vez, pues no te oigo.
Toca fondo.
Creí renacer en otro cuerpo junto a nuevas miradas, Pero sigo aquí,
Resplandeciente volviendo la luz sombra
Silencios que se vuelven fríos en el vacio
Buscan la condena de una moraleja extinta hace años.

Carne de mi carne.

No hay motivo que justifique lo extraño que somos. Consientes de nuestro entorno, desechamos rápidamente la compasión mordiendo la carne.
Seres de carne y hueso, qué diferencia hay si nos comemos entre nosotros mismos?
Dobles discursos argumentan el delito que se comete cada día en nuestras mesas, unos les llaman supervivencia otros citan teorías selectivas, continuando aun así el ritual, devotos a sus convicciones.
Siendo puercos humanos, seguimos viviendo esta utopía de hacerlo bien como especie, caníbales de naturaleza, vidas, razas, traspasamos el legado para nuevas generaciones, los cuales terminaran con nuestra misión.
Creamos e intentamos de darle vida a lo que moldeamos, aunque todo tiene el mismo resultado, destrucción.
Destrucción! palabra inventada por el hombre para darle sentido a: inutilización total o desaparición de algunas cosas, también para ruina, asolamiento o algún desperfecto grande.
Todo lo que tocamos muere, no me parece extraño que lo próximo seamos nosotros como especie, no quiero entregar un mensaje de paz o de que podemos cambiar, un árbol torcido ya maduro vivirá así toda su vida, es su naturaleza. Lamentablemente encuentro que somos despreciables y me provocan asco, a la vez amo la vida y intento de conservarla, a esto me refiero con los dobles discursos, pero aun así creo que la única forma que se mantenga un equilibrio natural es que la raza humana se extinga.